Denunciar por Mobbing en el Trabajo
¿Por qué denuncié acoso?
Escribo este escrito porque me lo ha pedido mi abogado laboralista, Julio González, a quien tanto debo, aunque él me dice que el merito es mío y sólo mío, por haber sabido pedir ayuda a tiempo, y por haber gestionado bien mi caso. En última instancia por haber denunciado una situaciónde acoso totalmente injusta, que nadie debería soportar y sufrir.
El tema consiste en que venía siendo acosada por mi jefa desde hacía varios meses. Después de años de prestación de servicios correcta, con una relación cordial, comenzó a faltarme al respeto sin venir a cuento.
Al principio pensé que sería tan solo una mala temporada pasajera. Pero no fue así. Después de unos inicios sorprendentes, la situación de acoso se hizo crónica. Vamos que mi jefa cogió el la costumbre de humillarme, a insultarme, a descargar sus frustraciones contra mí.
Tuve problemas médicos y psicológicos serios
Y con esa situación empezaron mis problemas con los nervios, el no poder dormir, la ansiedad, los ansiolíticos, la depresión, los vómitos. La verdad, todo se me hizo cuesta arriba, y para mi ir al trabajo era como ir al matadero.
Todo ello influyó en mis relaciones familiares, personales. Mi vida se convirtió en un infierno.
Por eso decidí llamar a un abogado laboralista. Y por ello me puse en contacto con el despacho de Ayala-González, y concertamos una cita.
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Me dijeron como reunir pruebas para denunciar Mobbing
Mi abogado, Julio González, me indicó que podía solicitar la resolución de mi relación laboral por violación de mis derechos fundamentales con derecho a la indemnización por despido; pero lo primero por lo que me preguntó fue por las pruebas. Esto es, ¿qué pruebas tenía para denunciar el acoso que sufría? Para el derecho, lo que no se prueba no existe.
Y la verdad es que, en principio, tener pruebas de un maltrato que se me aplicaba verbalmente y sin testigos era impensable.
Grabé los insultos de mi jefa con mi móvil
¿Imposibles las pruebas, por tanto? Pues no. Había un camino, si yo era lo suficientemente hábil como para grabar a mi jefa en un par de sus habituales actuaciones estelares de insultos, tendría las pruebas suficientes como para denunciarla por acoso y ganar la demanda.
Y así lo hice. La grabé en varias ocasiones, en las que me llamaba zángana, inútil y otras lindezas que prefiero no recordar, pero que tanto daño me hacían.
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Con esas grabaciones con mi móvil, tomadas directamente a mi jefa, me presenté de nuevo ante mi abogado laboralista, que me indicó que con ese material era suficiente para denunciar mobbing e ir a juicio.
Ganamos el juicio, y cobre indemnización
Así, demandé a mi jefa, que me tuvo que pagar una indemnización como si fuera un despido improcedente. Y me fui al paro.
Antes yo ya me había dado de baja por IT, situación en la que me encontré durante la tramitación del procedimiento que inicié, para evitar encontrarme como mi jefa cada día.
Mi abogado me dijo que si hubiera tenido bajas (anteriores) por IT, hubiera sido factible, además, pedir una indemnización por acoso extra.
Al final, con la ayuda de mi abogado Julio González, zanjé mi relación con la empresa, cobré lo que me correspondía y he podido rehacer mi vida.
La verdad es que el procedimiento fue duro, a punto estuve de abandonarle en más de una ocasión. Pero me guiaba un motivo que iba más allá del cobro de una indemnización o de vengarme de mi jefa. Me impulsaba el deseo de hacer justicia, de impedir que el fuerte humillara al débil. Me guiaba el deseo de luchar por mi dignidad, y de impedir el abuso infame e impune que me infringía mi EXjefa.
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